octubre 24, 2009

¿cap. XXII?



¿Y qué fue lo que pasó, eh?

Bueno, sucede que nunca antes alguien diría que un libro fuera algo dañino para las mentes, o al menos eso era lo que pensaba el viejo Sr. Márquez, nuestro profesor de literatura en la prepa a la que asistimos; digo asistimos, porque me refiero a mí y a mis compañeros y únicos amigos, aunque a decir verdad no fue hasta que esa tonta, y aparentemente absurda actividad, nos unió.
¡Va! Qué hay que saber leer, dijo aquella vez el Sr. Márquez, y que tenemos que elegir un libro y leerlo, también dijo, ese libro podría ser cualquiera, él no especificó temática ni nada de eso, simplemente leer por leer era lo que él quería que hiciéramos… yo nunca había leído, pero quería pasar la materia así que fui a la biblioteca de la prepa, varios hicimos eso por el mismo motivo, decíamos: leer es para los nerdos, nosotros nada tenemos que ver con la lectura, pero repito, queríamos pasar la materia.
El punto es que fui y sólo había una gran cantidad de libros aburridos, sus títulos eran aburridos, sus colores eran aburridos y todo en ellos era aburrido; títulos como la Iliada, la Odisea, que unos diálogos de un tal Platón, que así hablaba un tal Zaratustra, que el retrato de no sé quién, que un lobo de estepas y no sé qué tantas cosas más que yo no conocía, así estantes y estantes, pasillos y pasillos de libros como esos, libros grises, cafés o negros… negros, cafés o grises, todos iguales, hasta que por fin veo algo diferente, algo que llama mi atención entre tanto café, negro o gris, un libro color naranja brillante, chillón, de esos colores que no puedes pasar desapercibido, bueno venga, lo tomé, primero vi la figura que tenía en la portada, era un mono cualquiera con una rueda en el ojo y vestido de negro con un sombrero del mismo color, el título: la naranja mecánica… ya era tarde, este es el que leeré, me dije.


¿Y qué fue lo que pasó, eh?




Pues que leí el libro y éste contenía una historia fantástica de un sujeto aguerrido… igual que yo.
Tenía que compartir el texto con otro tipo llamado Antonio, y él tenía un amigo y un hermano, así juntamos a la pandilla, Toño y yo tomamos el gusto por la ultra-violencia, así como nos la enseñaba el pequeño Alex, y aunque los otros dos no eran más que asistentes y burdos compañeros, servirían de algo.
Decidimos ir y hacer algo en esa noche, Toño quería ir al centro y buscar un sucio indigente, sacarle las tripas e irnos regocijando gritando como locos, pero yo no, yo quería algo más denso, entrometernos en una casa de alguna niña de la prepa y meterle un susto, y por qué no hacer la danza de mete-saca, mete-saca, que describía nuestro maestro.
Se levantó Toño y dijo que lo siguiéramos, pero yo no lo hice caso, yo les dije que primero teníamos que tomar algo de leche con Vodka (hay un poco en la sala y a la falta de de las drogas que consumían aquellos drugos) pero Toño no quiso y los otros dos lo siguieron, así que supe lo que tenía que hacer, saqué la navaja y le di un corte en la cara, los otros dos se asustaron y se quedaron como estatuas, el tonto de Toño no aprendió la lección, ni comprendió que yo era el líder, después de que se engarruñó y chilló como niña, intentó golpearme pero yo lo detuve con la navaja, se la encajé varias veces hasta que un charco de sangre se formó en su lecho, los otros dos lloraban espantados, yo reí y les dije que fuéramos a casa de Julia y le metiéramos un susto, pero ellos no se movieron, seguían llorando y llorando… y eso fue todo, los otros dos no se atrevieron y me fui solo, antes de llegar me detuvo la granadera, me levantó; supongo que los dos llorones me acusaron. Por eso me llevaron y encerraron, pero yo les dije mi historia y que la culpa había sido del Sr. Márquez, que nos dijo que leyéramos y no nos dijo qué. Al escuchar mis razones me dejaron salir y ahora están en busca del Sr. Márquez.

Está bien Alejandro, pero qué no sabes que no debes hacer eso a tus amigos, es malo, maldito Sr. Márquez, ojalá lo agarren, imagínate cómo estaría tu mamá si pasaras tu cumpleaños en la cárcel… y a razón de eso, qué quieres para tu cumpleaños.

Sabes padre, un tal Stanley ha hecho una película del libro… dicen que es buena… ¿me la compras?

Pues, no sé… ¿pasaste todas tus materias?

Sí… es más en literatura saqué 100.

Bueno, está bien la tendrás.



3 comentarios:

  1. Me recuerda al argumento que ahora se da mucho para explicar ciertas conductas no esperadas. Por ejemplo, recuerdo cuando el escándalo del chavo que mató a su novia y enterró el cadáver en su jardín (lo que no recuerdo es el nombre de él), una explicación "psicológica" era que escuchaba a Marylin Manson y Guns and Roses, y que estos últimos lo habían influenciado demasiado con su canción "I used to love her", pues sucedia lo mismo, cabe destacar que esa canción se la escribieron a su gato...

    Y efectivamente, se termina culpando a otros para no cargar la misma sociedad con el peso de encargarse del acto loco que uno de sus integrantes ha cometido.

    Saludos

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  2. pues sí, de hecho... pero no creo que sea de ahora, a mi parecer siempre se ha buscado algo o alguien a quien culpar. podría ser esta la genealogía del diablo, y por qué no, también se podría afirmar que sería un indicio para pensar un Dios personal que nos libere de nuestros actos, colocándo por en cima de ellos "su voluntad"

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  3. Isaac, el cuento del chico de la cama y la psicologa del colmillo amarillo
    amo ese cuento
    subelo!
    te mando besos y abrazos
    ya quello verte
    yomi!

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