diciembre 27, 2009

Preludio a la aniquilación del idealismo



Entonces abrí mis oídos a la humanidad, y desde su historicidad entonaban cierta melodía que me era confusa. Es normal, pensé, es demasiado tiempo conviviendo con el silencio que ahora cualquier ruido me resulta extraño, pero no puedo quedar de esta manera, dirigí mis pasos a la muchedumbre y presté mayor atención. Pero entre mayor fue mi interés, mayor también se presentó mi desagrado. La cara de las personas, tan mustias como su canción querían desvanecerse ante la nada; sus gritos más que armónicos me parecían desesperados y es que entonaban de la siguiente manera: mahatma, sabio, filósofo, virtuoso, guerrero, político, genio, santo, gentil, alfa, competitivo, moderno, súper hombre… etc. etc. ya no pude ni quise escuchar.
Será mejor que me aleje de aquí, me dije, no vaya a ser que yo también comience a cantar de esa manera, y aunque cientos de arpías me animaban a salir huyendo, un grupo de demonios me habló al oído una cancioncilla ¡ah, qué bien se oían esos chicuelos! tuve que agradecerles, habían devuelto a mi corazón, desde el sinsentido y el vacío, una danza. Pregunté, pues, su nombre, y estos me dijeron “yo”. Yo y mis demonios danzamos, pues, dicha melodía que decía así:
Mediocridad, mediocridad… si quieres oír de hombres, te muestro pues, al hombre mediocre.

diciembre 23, 2009

nueva moda de primavera-verano: el suicidio






Cómo podría hablar yo sobre el suicidio, viendo a este como un problema social, es decir, siempre que he pensado en él, se presenta para mí solo, tenemos conversaciones íntimas, después nos despedimos y cada quien se va por su lado. Es sólo una visita de revista, como la que hace el carcelero al preso para verificar que aún cumple su condena. En fin, qué podría decir yo, sin embargo algo me ha invadido, la noticia que invierno ya no es la época principal para dicho suceso. Pero, por qué. En mi opinión, la temporada decembrina parecía idónea para acabar con la vida, digo, el ambiente envuelve al hombre con la melancolía, lo qua deriva en una gran depresión, es necesario precisar la necesidad de compañía en tales momentos, es decir, uno de los menguantes de tal sentimiento es la convivencia con otras personas, y con convivencia me refiero a la empatía de la vida entre los seres. En primer lugar el clima frío, dicha inclemencia llama a la unión, y no sólo esa unión informal, sino que se presta a los abrazos, buscar la manera de calentarnos. Otro factor, que también incluye la unión, pero esta se eleva de lo corpóreo a lo espiritual, son las festividades, ya sea navidad, año nuevo y las tradicionales, es decir las ya muy corrompidas, posadas. El caso del año nuevo, que claro, presupone la finalidad del presente año, lleva a los individuos a realizar un análisis de su vida, de los logros hechos, además de proponerse nuevas metas, en fin todo esto que contrae esta temporada, al carecer de ello o tener la idea que se carece, aumenta la desdicha en el hombre a sumo grado para llevarlo al suicidio.
Pero qué ha cambiado para que diciembre y enero hayan perdido el título de los meses del suicidio. Según lo anterior, podemos concluir que es pues la soledad, la falta de unión, el principal motivo de los suicidios invernales. No creo que se haya perdido la repulsión a la soledad en la actualidad, sin embargo sí creo que el nuevo modo de vida prepare y haga normativo el estar solo, es decir se han creado nuevas estrategias para combatirla. Sobre el combate es sencillo explicarlo, la tecnología como el internet, los nuevos sistemas de televisión, juegos electrónicos, lo dicen todo. Pero sobre la adaptación, la normatividad, ya parece ser asunto para socializar, es decir la nueva organización familiar vislumbra a unos hijos más autodependientes, que en ocasiones hasta los padres se encuentran de sobra y la ausencia de ellos en el hogar cada vez es mayor (cuando antes ni siquiera era pensado algún tiempo en el que el niño se encontrará solo en la casa). Si estos lazos se pierden , o mejor dicho nunca se fomentan, su valor no es visto como esencial, así que poco importa verse carente de ello en épocas que así lo demandan, y de hecho también podemos ver a tal demanda como algo ya irrelevante.
Pueden ser estos, indicios del decremento en el índice de suicidios en estas fechas, lo cual parece ser buena noticia, sin embargo al contemplar los datos completos vemos que no es así, puesto que las cifras en general van en aumento. Como se ha dicho, ya no es la melancolía y el sentimiento de soledad lo que mueve a suicidarse, este ha cambiado, pero cuáles son las nuevas preocupaciones. Al parecer en los jóvenes, grupo en el que más suicidios hay, es su mismo entorno, en donde él se desenvuelve, es decir, la escuela, denominada como la responsabilidad de ellos, esto también puede añadirse en el apartado anterior; se aleja de este rol y viene un sentimiento de inutilidad. Pero en este caso la escuela se presenta más como una preocupación, no sólo por sus exigencias académicas, sino también por las fricciones entre compañeros; ahora las principales explicaciones de por qué se recurrió a tal alternativa, son como respuesta a las molestias, insultos y exposiciones humillantes a las que los mismos compañeros los exponen,
Las dos circunstancias mencionadas no son nada alentadoras a mi parecer, el suicidio como lo decía Schopenhauer no es la repulsión a la vida, sino la inconformidad de un tipo de vida. Y si lo que nos importa es la humanidad, por qué el hombre no tiene la capacidad para conformar su vida, esto me suena a un hombre débil y temeroso… y lo peor de todo es que, según lo anterior, a eso que teme y se muestra débil es ante la misma humanidad… lo cual es preocupante, pero no sé, quizá yo esté equivocado. Supongo que ya tengo tema de conversación en la próxima visita de revista del suicidio.

diciembre 16, 2009

el amor como sentimiento opresor




El sentimiento de amor (como deseo), ese afecto misterioso hacía algo externo a nosotros, se encuentra presente en toda nuestra vida, siempre allí, entre escondido (como incógnito) y al mismo tiempo manifestándose en cada instante en nuestros actos.”

¿Es el amor algo que se encuentra dentro o fuera de nuestra naturaleza? Si este se presenta como algo ajeno a nuestro a ser, por qué razón embona tan bien en nosotros.
La mayoría de los tratados del amor muestran a tal sentimiento como finalidad del hombre, que el humano aspira a él, pero cuántas veces lo ha logrado, es decir llegar al amor, la respuesta es obvia… sólo en los cuentos de princesas, pues estos tienen un final estático [y quizá también en las telenovelas], es decir que ese “para siempre” no indica un progreso en la vida, sino más bien un congelamiento eterno de la vida, y precisamente en ese instante en que la felicidad parecería haber llegado a la culmine, desgraciadamente [o afortunadamente] el hombre al no ser eterno no puede suspender su devenir y quedarse estancado en una emoción, pero esto no responde a la pregunta inicial, sin embargo da las bases para reflexionar sobre ello, si contemplamos al amor dentro de teleología (como históricamente se ha hecho), concluiremos en la definición de un hombre asqueado de sí mismo, la respuesta es idealizar el amor, pero al hacerlo se coloca fuera de nosotros y más aún se contempla como algo perfecto, es decir ya como algo no concerniente a nosotros. La falta de pericia, o la poca fortuna añadido a lo anterior concluyen en detectar al sentimiento como algo en contra de nosotros mismos y por ende definirlo como un agente opresivo en nosotros mismos, un ejemplo de ello lo podemos encontrar en la ópera Carmen de G. Bizet y en el poema de Charles Bukowski, bluebird, en el primero se denota una insatisfacción que llega hasta la locura, mientras en el segundo se evoca una negación que sólo corresponde a una cosa, es decir, la necesidad de conciliar al sentimiento con nosotros mismos; entonces es dejar de idealizarlo, de congelarlo y por último de contemplarlo como finalidad, sin embargo el escritor no lo prevé así, no termina por alejarse del concepto tradicional del amor, a fin de cuentas se queda en la negación… y dando entrada, quizá, a lo más deprimente en cuestiones sentimentales: la compatibilidad de emociones como forma de consuelo.
“and it's nice enough to make a man weep, but I don't weep, do you?”

octubre 26, 2009

el segundo aire



O

Bien, hay quienes dicen qué todo en esta vida, de una u otra forma, se puede arreglar… no lo sé, pero porque no intentarlo; ya son casi veinte años de la muerte de mi querida Anastasia, veinte años de aislarme, de vivir en ese rincón oscuro, de comer pan tostado con un poco de mermelada y de beber algún té de manzanilla o canela, porque mi estómago es muy doliente y no puedo arriesgarme a darle una dosis de café o licor… bueno con eso lo digo todo, qué clase de duende solitario se embriaga con tazas de té, eso es ridículo. Así que di el primer paso, tomé el periódico del martes y empecé a hojearlo, es decir no sólo leí las noticias, sino que llegué hasta los clasificados y sin querer encontré un apartado para gente sola como yo, decía el anuncio:

Estás solo, quieres compañía… márcame, soy linda y complaciente. Tel 8112367909. Pregunta por Linda.

Cogí el teléfono y… no marqué, eso ha de ser para gente joven, no para anciantetes que comen pan tostado acompañado de té. Eso no es para mí. Esa noche, increíblemente soñé con Linda, imaginé como sería, imaginé que quizá estaría harta de hombres que sólo la usen y que al verme se apiadaría de mí, acariciaría mi calva y me adoptaría como su abuelo. En la mañana siguiente pensaba en eso y me reprendí, cómo se te ocurre Jacinto, qué demonios vería una chica linda en un viejo tonto como tú. Sin importar mis pensamientos, al leer el periódico (del miércoles) omití aquello que me ponía al corriente con el mundo y me fui a los clasificados, allí estaba de nuevo el anuncio de Linda invitándome a llamarle. Otra vez cogí el teléfono y marqué… fueron dos veces las que su celular timbró, y yo colgué.
Volví a soñar con ella, esta vez yo tenía cuarenta años menos y Linda se enamoraba de mí, yo la apartaba de ese mundo y la cuidaba. En la mañana del jueves volví a reprenderme, tonto, tonto, deja de pensar en ella… ¿a caso estás olvidando a Anastasia? El recuerdo de mi mujer me hizo que repudiara la idea de esa tal Linda, pero por poco tiempo, leía el periódico pero no lo entendía, en todas las noticias buscaba a Linda. Linda linda, bella Linda, hermosa Linda. Aventé los papeles y me senté en frente del teléfono ¿a caso quería que sonara? ¿Y para qué, nunca nadie llama? ¿Qué llame Linda? ¿Mi teléfono quedó guardado en su celular, no? ¿Y por qué no le marco yo?
Recogí el periódico y busqué el anuncio de Linda, pero ya no estaba, me lamenté demasiado… todo se me escapaba, además, qué si le hubiera causado risa, es decir ella no es trascendental para mí y ese es su trabajo ¿no?... ¿y si le sucedió algo? Pero qué cosas digo, por qué me importa ella… háblale, háblale, me decía en mi mente… pero para qué.
Y recordé lo de un principio, todo en esta vida, de alguna u otra forma, se puede arreglar… ¿y si Linda es la forma de arreglar mi vida? Y si el problema es qué ofrecerle, pues bueno, tengo dinero ¿y no es eso lo que ha de querer? fui en busca de los periódicos antiguos y en el del miércoles la encontré, decididamente tomé por tercera vez el teléfono y marqué [8112367909] timbró y timbró, y volvió a timbrar otras tres veces, mmm, tonto no entiendes que este ya es tu destino, que estás marcado a levantarte y refugiarte en la soledad, pensé eso, colgaré… pero antes de hacerlo una voz me atendió. Hola en qué te puedo ayudar, me dijo la voz un tanto ronca un tanto sexy, lo carrasposo quedó retumbando en mis oídos como un martillo que golpea la punta de tus dedos y que sin embargo hace vibrar de forma leve a todo tu cuerpo; quedé sin habla. Y ella repitió hola, quién es. Regresé al mundo, hola ¿Linda? Eee. Me interrumpió cómo si supiera mi temor, hablas por lo del anuncio verdad, me dijo. Yo le contesté que sí, hablamos un poco y después quedamos de vernos en el casino Furtune, llevaría un flor roja para que ella me identificara, a su vez ella iría vestida con un traje rojo, el acuerdo era éste: la llevaría a cenar allí mismo en el casino y jugaríamos un poco, hasta allí me costaría 170 dólares, además de la cena y las fichas. Si quería “algo más” serían otros 100 dólares. No era mucho así que acepté, sólo la primera etapa, la verdad es que no sé si aún pueda corresponder en la cama, sin embargo vengo preparado con dinero de más, por si a acaso, digo, además he oído hablar de unas pastillas que, bueno, ya sabes te ayudan a levantar el asunto.
Y esa es mi historia, por eso me encuentro aquí, en el casino Fortune, con una flor roja en la mano, tomando un jugo de naranja y esperando a una chica linda de nombre Linda, pero ella no viene, supongo que un viejo como yo ya no tiene esperanzas.

OO

La risa de la multitud me suena más bien a cacareos infelices, y la razón la sé, yo soy un infeliz, así que no importa que tan agradable sea lo otro, a mi parecer siempre llegará como algo fastidioso. Bueno, terminaré este jugo y luego regresaré a casa.
Casa que se ha convertido en un refugio de lo fastidioso. Acabo la bebida y dejo el vaso en la mesa, coloco esta flor a lado del vaso. Afortunada ella que no sabe su destino, mirarla tan bella ahora, pero después… seguro que se marchitará sobre esta mesa y nadie la notará.
Así pues abandono la flor al igual que a mis esperanzas. Doy la vuelta y una voz ronca y sexi me detiene, hey, por qué te marchas, no me invitas un trago. Es la voz de Linda, no sé si voltear, a lo mejor no vio mi vejez y si se la muestro seguro se arrepentirá, bueno qué más da, le muestro mi rostro y… mierda pero qué, si esa Linda no es linda, es decir sí es bella, pero no podría ser Linda… puta, que no es mujer, es un hombre. Cabrón, tú no puedes ser Linda… eres hombre. Le dije exaltado. Él/ella sólo se me queda viendo y después dice: es verdad mi nombre no es Linda, me llamo José, pero sí te dije que Linda era mi nombre para el trabajo, así que no te enojes. Sí me lo había dicho, pero nunca dijo que su nombre era José, ni siquiera dijo que era hombre, mierda ¿yo para qué quiero un hombre?
Anda invítame algo, ¿o siempre no, Jacinto? Su voz ahora era completamente ronca y para nada sexy. Observo la flor, es gracioso, pero su único compañero es un vaso vacío y mientras ella se marchita, él nunca será llenado… ¿yo para qué quiero un hombre? ¿y… para qué quiero una mujer?
Está bien Linda, le digo, ¿pero antes no quisieras bailar un poco?

octubre 24, 2009

¿cap. XXII?



¿Y qué fue lo que pasó, eh?

Bueno, sucede que nunca antes alguien diría que un libro fuera algo dañino para las mentes, o al menos eso era lo que pensaba el viejo Sr. Márquez, nuestro profesor de literatura en la prepa a la que asistimos; digo asistimos, porque me refiero a mí y a mis compañeros y únicos amigos, aunque a decir verdad no fue hasta que esa tonta, y aparentemente absurda actividad, nos unió.
¡Va! Qué hay que saber leer, dijo aquella vez el Sr. Márquez, y que tenemos que elegir un libro y leerlo, también dijo, ese libro podría ser cualquiera, él no especificó temática ni nada de eso, simplemente leer por leer era lo que él quería que hiciéramos… yo nunca había leído, pero quería pasar la materia así que fui a la biblioteca de la prepa, varios hicimos eso por el mismo motivo, decíamos: leer es para los nerdos, nosotros nada tenemos que ver con la lectura, pero repito, queríamos pasar la materia.
El punto es que fui y sólo había una gran cantidad de libros aburridos, sus títulos eran aburridos, sus colores eran aburridos y todo en ellos era aburrido; títulos como la Iliada, la Odisea, que unos diálogos de un tal Platón, que así hablaba un tal Zaratustra, que el retrato de no sé quién, que un lobo de estepas y no sé qué tantas cosas más que yo no conocía, así estantes y estantes, pasillos y pasillos de libros como esos, libros grises, cafés o negros… negros, cafés o grises, todos iguales, hasta que por fin veo algo diferente, algo que llama mi atención entre tanto café, negro o gris, un libro color naranja brillante, chillón, de esos colores que no puedes pasar desapercibido, bueno venga, lo tomé, primero vi la figura que tenía en la portada, era un mono cualquiera con una rueda en el ojo y vestido de negro con un sombrero del mismo color, el título: la naranja mecánica… ya era tarde, este es el que leeré, me dije.


¿Y qué fue lo que pasó, eh?




Pues que leí el libro y éste contenía una historia fantástica de un sujeto aguerrido… igual que yo.
Tenía que compartir el texto con otro tipo llamado Antonio, y él tenía un amigo y un hermano, así juntamos a la pandilla, Toño y yo tomamos el gusto por la ultra-violencia, así como nos la enseñaba el pequeño Alex, y aunque los otros dos no eran más que asistentes y burdos compañeros, servirían de algo.
Decidimos ir y hacer algo en esa noche, Toño quería ir al centro y buscar un sucio indigente, sacarle las tripas e irnos regocijando gritando como locos, pero yo no, yo quería algo más denso, entrometernos en una casa de alguna niña de la prepa y meterle un susto, y por qué no hacer la danza de mete-saca, mete-saca, que describía nuestro maestro.
Se levantó Toño y dijo que lo siguiéramos, pero yo no lo hice caso, yo les dije que primero teníamos que tomar algo de leche con Vodka (hay un poco en la sala y a la falta de de las drogas que consumían aquellos drugos) pero Toño no quiso y los otros dos lo siguieron, así que supe lo que tenía que hacer, saqué la navaja y le di un corte en la cara, los otros dos se asustaron y se quedaron como estatuas, el tonto de Toño no aprendió la lección, ni comprendió que yo era el líder, después de que se engarruñó y chilló como niña, intentó golpearme pero yo lo detuve con la navaja, se la encajé varias veces hasta que un charco de sangre se formó en su lecho, los otros dos lloraban espantados, yo reí y les dije que fuéramos a casa de Julia y le metiéramos un susto, pero ellos no se movieron, seguían llorando y llorando… y eso fue todo, los otros dos no se atrevieron y me fui solo, antes de llegar me detuvo la granadera, me levantó; supongo que los dos llorones me acusaron. Por eso me llevaron y encerraron, pero yo les dije mi historia y que la culpa había sido del Sr. Márquez, que nos dijo que leyéramos y no nos dijo qué. Al escuchar mis razones me dejaron salir y ahora están en busca del Sr. Márquez.

Está bien Alejandro, pero qué no sabes que no debes hacer eso a tus amigos, es malo, maldito Sr. Márquez, ojalá lo agarren, imagínate cómo estaría tu mamá si pasaras tu cumpleaños en la cárcel… y a razón de eso, qué quieres para tu cumpleaños.

Sabes padre, un tal Stanley ha hecho una película del libro… dicen que es buena… ¿me la compras?

Pues, no sé… ¿pasaste todas tus materias?

Sí… es más en literatura saqué 100.

Bueno, está bien la tendrás.



octubre 07, 2009

Noche oscura


versión opuesta al poema, con mismo título, de San Juan de la Cruz
(act. del T.C.L.)



Entre el tedio de la vida
Siempre hay algo que rescatar;
Esa noche ella esperaba dichosa ventura
Y yo no la iba a defraudar.

Llegó presurosa
Y temerosa
Cual prisionero que ha huido,
Dejó su choza tranquila, para estar acá conmigo.

Ella me llamaba su amado
Y también creía en la oscura noche,
yo más bien creo en mis sentidos
de lobo que con ansias buscan goce.

Por fin llegó,
Yo la arrojé al jardín de afrodisiacos olores
Me convertí en Dionisio y comencé a desprender botones

Supongo que ya no cree en la oscura noche
Ni tampoco me ha de llamar amado;
Cesó todo
Y yo a ella ya la he olvidado.

Regreso al tedio de la vida
Donde siempre algo se puede rescatar
Es verdad que ahora no hay alguien
Pero pronto la oscura noche a otra me traerá.

septiembre 27, 2009

¿...que qué es filosofar?



Así pues, señor, quieres conocer, no lo que es la filosofía, sino qué es hacer filosofía… qué se siente el filosofar, porque pretendes ser filósofo.
Bien, te diré lo que puedo decirte y ay de ti si deseas continuar. Existen quienes quieren ver un consuelo y menguar su dolor, se dicen no a la vida y se despiden de ella teniendo como aliada, según ellos, a la dichosa Sofía… así pretenden ser amantes de Sofía, pero ese amor es falso y su Sofía no es más que una ilusión; un travesti que menea las caderas y sólo seduce a gente superflua; antes solo que ser amante de un ser como tal.
Filosofar es tomar la vida por los cuernos, estando en plena conciencia de que en cualquier momento te puede cornear y sabiendo que, de hecho así será, sino no es garantizada tu filosofía, es esperar y sentir esa agresión, es desgarrarte y desangrarte ante ese toro llamado vida. Y después de tal cogida, no volverte un llorón que desea ser comprendido o redimido del dolor. ¿Buscas el dolor? ¿Buscas los cuernos? ¿Buscas tu perdición? ¿Buscas la muerte? ¡Venga! Entonces te ánimo a filosofar.
Existen hoy en día escuelas – instituciones – de filosofía; no son más que panoramas. No te llames filósofo por estudiar en una de estas, aún cuando termines y lo hagas con honores. No por mirar el arte, te vuelves artista; no por saber de arte te vuelves artista, no por saber qué es arte y qué no lo es, te conviertes en artista. Crea y así sí lo serás.
¿Buscas el dolor? ¿Buscas los cuernos? Si pretendes filosofar, no verás dolor ni cuernos, sino filosofía. ¿Buscas tu perdición? ¿Buscas la muerte? Si pretendes filosofar, no verás perdición ni muerte, sino vida.
Y amarás esta vista, que vista tan hermosa: la filosofía y la vida juntas tomadas de la mano… y saber que tú has sido el creador de ello. ¿Quieres saber qué se siente? Pues filosofa. ¿quieres que te diga qué se siente? Entonces no estás preparado para esta vista.


septiembre 09, 2009

nauta vitae


¿Cuánto me das marinero, cuánto me das marinero,
porque te saque del agua… sí, sí?
¡Porque te saque del agua!...

Dejarme solo con mis olas
Que ellas no comprenden, es cierto…
Que ellas me aplastan, también lo sé…
Sé muy bien que ellas sólo son olas y nada más.
Pero, venga, son mías.

No quiero bahías, ni sirenas
Tampoco barcas,
O islas…
Quiero mi abismo
Dejarme solo con mi abismo
¿Qué el abismo es mi demencia?
¿Qué el abismo es mi locura?
¿Qué es la fuente de mis tristezas?
… Ya sé,
Pero, venga, es mi abismo.

A fin de cuentas, que deje el mar,
Que éste no es nada bello…
Pues nada bello es lo que tengo
Nada bello es lo que soy
Así que no me pidas eso…
Pero sólo una petición concédeme:
Tú, tú no te vayas;
Quédate vida,
Quédate sabiduría,
Que sin ustedes no hay olas, ni abismos… ni mar
Quédense ambas, y síganme cantando
Y yo, yo seguiré respondiendo...


... Yo no te doy ni un centavo, yo no te doy ni un centavo…
Porque me saques del agua [sí, sí]
Porque me saques del agua…

septiembre 06, 2009

Inocencia



… sí, ese ruido yo lo conozco, es… ¡es papá, es papá! Me gusta cómo suena el carro de papá, ya lo reconozco bien; rrrrrrrrruuum y luego se frena de golpe. Lo aprendí ya hace mucho, porque cuando él llega ya todo está en silencio; no hay ningún ruido y de pronto llega. Y como me estoy durmiendo tarde alcanzo a escucharlo. ¡Mamaaaaaaaaaaaaá, es papaaaaaaaaaaaaá!
Mamá es bien floja, se duerme luego-luego, ella ni hace nada; papá va al trabajo, yo a la escuela y ella se queda siempre en casa… ni hace nada. Mamá, ya llegó papá, levántate, levántate… en verdad que ella es muy floja y sí que se batalla para despertarla. Eeee, hay Fernandito, qué haces despierto… ya es muy tarde. Y tu papá… híjole, no, vete para tu cuarto que tu padre ha de venir cansado. Ándale vete. Yo no le creo, es cierto que papá trabaja mucho, saben, es bien difícil lo que él hace… ni se lo imaginan: él levanta casas o edificios, en ocasiones nada más paredes y ya, pero casi siempre casas enteras. Se necesita mucha fuerza. Yo quiero ser como mi papá cuando sea grande. Pero no le creo a mamá que él venga cansado, escúchenlo, si viene muy feliz, haciendo mucho ruido. Pero si viene cantando, mamá, déjame jugar un rato con él, por fa, por fa… A ella no le importa que casi no vea a papá y de todas formas me manda a la cama, a veces es bien mala… pero le haré caso, además tiene razón; mañana tengo escuela, aunque yo sólo llegaré hasta quinto, hasta allí llegó papá, la escuela no es tan necesaria como lo quieren los adultos.
Papá, papá ¿cómo te fue hoy? ¿dime, qué hiciste? ¿y quién es ella? Papá viene acompañado de una mujer, los dos se tambalean y ríen, mi padre es muy gracioso. Eee, mijo. Cómo está campeón, ya vio a su padre; todavía es entrón, ¿qué le parece ee? En eso mi madre sale como loca y comienza a gritarle a papá, ella se preocupa por todo, se la pasa regañándome, y si no es a mí, es a papá, siempre, siempre regañándonos. Qué, quién es ella, más te vale que te lleves a esa mujer de mi casa y la dejes en la cantina de donde la sacaste. Papá no se asusta con los gritos de mamá, yo sí, apenas me grita y no sé por qué, empiezo a llorar, luego que lloro, ella sigue gritando, pero más fuerte y termina por pegarme. Pero papá no se asusta. Ella, ella no es de ninguna cantina… es… es una… amiga… que necesita una cama… le dije que se quedara aquí esta noche… pa´ que te vayas pal sillón. Les digo que papá es muy buena persona, siempre trata de ayudar a la gente, pero mamá no lo entiende, ni a mí, y le sigue gritando. Qué te pasa, cómo se te ocurre traerte a tus mujeres aquí… en frente de Fernandito. Eres un pendejo. Ahora papá sí se enoja, mamá siempre me dice que no diga maldiciones ni insulte, pero ella siempre dice malas palabras. Vete Fernando, vete a tu cuarto. Como les digo, mamá hizo enojar a papá, él venía tan contento. No sé por qué mamá hace estas cosas, es como la otra vez que jugaba con las piedras, a aventarlas a las casas de abajo, era muy gracioso y luego llega mamá y lo agüita todo. Pero papá no le tiene miedo a mamá, él le grita más fuerte. Déjalo, déjalo, pa que sepa que su padre es bien hombre y le entra a las viejas buenas, no como tú que ya estás toda aguada y gorda, debería partirte la madre. Ella me abraza, ahora ella es la que llora y tiene miedo, ya ves lo que siento yo cuando tú me gritas. No gordo no me pegues en frente del niño, vete Fernando, vete al cuarto. Pero yo me quiero quedar, quiero ver a papá ser un hombre, así que no me muevo, aunque ella me empuja pal cuarto, yo no entro, me quedo como si nada y ella sigue llorando y pidiéndole a papá que no le pegue, yo cuando le pido que no me pegue ni me hace caso y me da unas nalgadas bien fuertes. Me dice papá: Ándale ya mocoso, vete pal cuarto, ten pinches diez pesos pa que mañana te compres unas mugres. Entonces es otra cosa, él no me empuja, hasta me da dinero, me voy hora sí pal cuarto, pero sigo escuchando. Pinche vieja, no más tas jodiendo. No me pegues gordo te juro que ya no digo nada. Pos orale ya deja de llorar, chingados contigo. Es qué por qué, por qué la traes y me dices eso, ¿crees que estoy pendeja o idiota? y en frente del niño. Puta no que te ibas a callar, y sigues… si quieres no la traigo y me voy y ya no regreso, a ver cómo le haces, a ver quién te mantiene. Ni traes dinero te lo estás gastando todo. Bueno entonces ¿si quieres que me vaya?

Yo no quiero que papá se vaya. Por qué mamá es así, él sólo quiere ayudar a su amiga.

Eee, responde… ¿quieres que me vaya? No gordo… no… quiero. Bueno órale, entonces váyase pal sillón y ya no me esté chingando.

Se oye que mamá grita un poco más y después como si algo se cayera. Su llanto se hace más grande
Pendeja, fíjate como caminas.

Mmm, mamá se ha de haber tropezado, a veces es muy descuidada.

Ay, qué malo eres, no le grites así a tu mujer. Es que no entiendes, a veces me desespera. Pos déjala. No, es que si la quiero mucho y ella es la madre de mi hijo. Uyy, que buen padre me saliste. Sí, pero ya dejarnos de cosas… vámonos pa la cama que tanto trabajo me costó sacar a mi vieja.

Se escucha que sierran la puerta y comienzan de nuevo a reír. Mamá sigue llorando, pero ya menos.
Yo tengo un poco de sueño, así que también dormiré, espero despertar pa cuando papá se vaya… ya también distingo el carro cuando lo prende, primero es pfpfpfp rrr, pfff ppff rrr, luego él grita órale pinche carro, luego pffpff y rrrrrrrr y se va. Me gusta mucho el carro de papá.
Cuando crezca quiero ser como papá.
Mañana me voy a comprar unas papas con los diez pesos, y a mamá un chocolate, yo también la quiero mucho.

septiembre 03, 2009

Ángel de música.


















Ella,
ella no es un bemol; es la tristeza misma.

No es un sostenido,
ni tampoco un largo; de esos que disminuyen y se alzan y que luego vuelven a disminuir,
de esos que toman fuerza con el tiempo, no con la intensidad.
De esos largos que rebotan y van en espiral,
no, no es un largo, es la eternidad propia.

Ella tampoco es silencio, es más bien misterio
Profundo, sereno… ya saben, misterio.
No es, mucho menos, acordes voluminosos
No es un coral
Ni un allegro
Nada de eso
Tampoco es sinfonía que te eleva al cielo.
Que te hace hundirte y creerte muerto
Pero que luego renaces, un poco más ligero.

No, ella no es nada de eso…
Ella, a final de cuentas, no es música,
Tampoco arte…
Pero, es el sentimiento.

agosto 29, 2009

SOBRE LA NECESIDAD DE PERTENENCIA.

http://
Parte I De la rareza humana

Una de las canciones de José Alfredo Jiménez, que más satisfacción me da escuchar, es aquella titulada “un mundo raro”, en dicha composición, se nos presenta el requisito de aceptar la rareza de nuestra procedencia para poder continuar. En primera instancia, esta canción dice:

“… y si quieren saber de tu pasado, es preciso decir una mentira,
di que vienes de un mundo raro…”
Y más adelante menciona lo siguiente:

“… y si quieren saber de mi pasado, es preciso decir otra mentira,
di que vengo de allá; de un mundo raro…”

Ahora, bien, se tendrá que aclarar que tanto de “mentira” tiene ese origen nuestro, además de indagar la razón por la cual sentimos que tendría que ser una mentira (este último punto es el que más interesa por el momento).
En una gran complicación nos adentramos al tratar el origen del hombre [independientemente de la postura que se tome], en este caso, por cuestiones de espacio (y, sí, también personales), aceptemos el creacionismo desde la perspectiva judeocristiana.
Lo extraño del hombre surge desde su misma creación, y para explicarlo añadiré parte del primer capítulo de un ensayo que he escrito para la materia de Antropología filosófica:

Dios ha creado al hombre, pero qué podemos decir del hombre, si nada podemos saber de Dios; cómo entender una obra de arte, si desconocemos al artista; no sabemos su contexto, sus ideales o propósitos. De esta forma, las primeras deducciones serán a raíz de la comparación con lo demás existente, comenzando por la manera en qué Dios realizó su creación.

Desde un principio se establece la diferencia entre el hombre y lo demás. Todo, sin contar al hombre, fue creado únicamente por la palabra de Dios, Dios “dijo… <>, y hubo luz”
[1], y así en los primeros cinco días, “Dios dijo… y así fue”[2] , con respecto a los animales no racionales, fue hasta después de existir que les designo algo: “creced, multiplicaos y llenad las aguas del mar; y multiplíquense también las aves en la tierra”[3], sin embargo, en el caso del hombre, Dios lo piensa[4] antes de crearlo, no obstante, le da finalidad, designando intencionalidad por el hombre, pues se dice a él mismo: “hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, que tenga dominio sobre…”[5] [todas las cosas], y después se dio a la TAREA de hacer al hombre, pues no fue la palabra de Dios por la que el hombre fue creado(*), sino que “Yavé Dios formó al hombre de polvo de la tierra, sopló en sus narices un hálito de vida, y el hombre se hizo un ser viviente”[6].

De lo anterior podemos deducir dos aspectos o definiciones del hombre, en las cuales ambas coinciden en la de un hombre diferente a todo lo demás. En la primera, en un sentido melancólico, la diferencia radica en su esencia, el preocuparse de su existencia, darle importancia a esta, ya que “en todos los actos que realiza, el hombre busca un sentido”
[7], darle sentido a su vida[8] y no únicamente vivir por vivir, pues el vivir sería algo cotidiano, y sin la cualidad o defecto del hombre de “preocuparse” haría que este cayera en un estado de aburrimiento, teniendo la “actitud de dar por supuesta la vida”[9], y perdiendo su capacidad de asombro, con la cual no puede hacer algo.
Al hombre no le basta vivir, tiene que vivir por algo; desear algo.

[Para abreviar].
El segundo aspecto sería a razón de Dios respecto al hombre, la misión del hombre en el mundo. Dios dice le dice al profeta Jeremías:
“Irás adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que yo te mande”
[10]
Pero no sólo el hombre debe ser consciente de él mismo, sino también de lo demás, el Nuevo Testamento señala lo siguiente:
“Todos están en vuestras manos”
[11]

Con las anteriores perspectivas es claro que surja en el hombre un sentimiento de aislamiento, una búsqueda constante de identificarse y sentirse parte de la creación, a final de cuentas no sentirse solo.

[1] Génesis I, 3.
[2] Génesis I, 3-25.
[3] Génesis I, 22.
[4] Heschel, Abraham. El concepto del hombre. FCE. México D.F. 1964. Pág. 155.
[5] Génesis I, 26.
[6] Génesis II, 7.
(*) entonces, en un sentido Griego, ¿se podría decir que todo contiene el logos divino, menos el hombre que en su lugar lleva el nous?
[7] Heschel, Joshua. Ob. Cit. Pág.133.
[8] Ibídem.
[9] Ibídem. Pág. 132.
[10] Jeremías I, 7
[11] Génesis IX, 2.

agosto 27, 2009

El mal escritor y la buena puta



Bueno, al menos ya veo la luz, y esta es en serio. Ya cuánto tiempo sin inspiración, sin producir algo bueno o malo, simplemente sin producir, me entienden. Pero no importa… porque eso ya no interesa.
Tiempo atrás esto era complicado, al menos con mi relación con el mundo, y al decir mundo me refiero a esas personas que dicen que me quieren, pero mierda; su amor consiste en que les tengo que dar mi dinero… y ahora que no tengo me echan. Yo por eso nunca les digo palabras como esas: “te quiero”… ñe, sólo digo ¡venga, vamos a coger!, y cogemos, y al final uno o dos “Raleigh”, dependiendo de cómo allá estado, sin embargo, ella, sin importar lo anterior dice: “te quiero”, y eso la hace diferente a las otras putas cualquiera. Pero bueno, a final de cuentas ella ya no está, y al unirse con la mala suerte de no tener ni pinche idea sobre qué escribir, todo, absolutamente todo se viene abajo.
Así pues, me encontraba caminando por las calles oscuras de Barragán, hasta que encuentro el verdadero lugar en donde estoy a gusto, su letrero fluorescente me atrae como un insecto estúpido que, al igual que yo, se dirige a los focos. En la entrada, dos gorilas me esperan para revisar que no entre con algún arma, jeje… pendejos, muy a penas traigo doscientos pesos.

Ya adentro, sentado en frente de la mesa, pido una cubeta de indio; muy bien, las cosas parecen mejorar, la cubeta cuesta ciento cincuenta y el privado cincuenta… hagan cuentas, resultado: al menos esta noche sobreviviré.
Durante las primeras cinco cervezas ninguna de las chicas convenció, y así continuaron, las cervezas buenas y las bailarinas no tanto, ya en la última botella parece que me tendré que conformar con una de esas gordas… mmm, tal vez con la que bailó “hacer el amor con otro” de la Ale Guzmán; no tiene buenas tetas, pero son las más grandes de aquí. Trago final y después iré a comprar el privado. Pero, gran sorpresa, algo me detiene; repito las cosas parecen ir mejorando, se sube a la pista una chica, realmente chica, qué sé yo, no pasará de veinte años, su complexión es delgada y su pelo lacio le cubre el rostro, además usa gafas, así que parece no tener cara, es simple cuerpo y ese cuerpo es perfecto. Sus deslices por la pista son suaves, mierda, está bien buena. Se quita la blusa negra que traía pegada sobre su torso, ya en primera instancia no trae sostén, sus senos son pequeños, muy a penas se distinguen, sin embargo superan a las tetas de la gorda. Está bien buena. Sigue bailando sólo con un pantalón holgado cubierto de manchas de pintura, quítatelo… quítatelo. No se lo quita, sigue paseándose allí arriba, de vez en cuando se va al tubo y lo toma con una mano y después con la otra, nunca con las dos al mismo tiempo. La primera canción termina y ella parece agotada, los demás le gritan pendejadas, pero ella allí parada, esperando que comience la siguiente canción, no hace caso, ni siquiera levanta la cabeza, es como si le molestara, pero tuviera que aguantarse. Parece tímida; está bien buena. La segunda canción es “like a virgin” de Madonna. Ahora sí se quitará los pantalones. Su baile es más lobuno, se arrastra por el suelo, a gatas o de espalda, se la pasa en el borde de la pista, los ojos saltones de todos la persiguen, llega en frente de mí. Sus tetillas blancas en frente de mí, su abdomen también. Está bien buena. Acerco la mano y le acaricio el abdomen, subo la mano hasta llegar a las tetillas y le aprieto una, ella se levanta y se aleja. Mierda, por qué todas me huyen. Los demás cachondos sólo esperaban a que uno, todavía más cachondo que ellos, se atreviera a manosearla, así que después de mí, una lluvia de manos la rodeaba, nalgueaba y le acariciaba lo que fuera. Seguía paseándose por el borde, iba con todos, menos conmigo y todos la agarraban, menos yo. Está bien buena. En una de esas, da la espalda a los pendejos que están en frente mío, sus manos se dirigen a la cintura y comienza a bajarse el pantalón, deja sus nalgas al descubierto y los putos aprovechan que se encuentra agachada y le meten mano. Yo volteó la mirada. Ella se va de ellos y en medio de la pista se quita las bragas, nunca en mi vida había visto un coño tan lindo. Está bien buena. La canción finaliza y se dirige a un servidor, se pone de cuclillas, y puta madre, más que las piernas, el abdomen, las tetillas y el coñazo que antes les platique, es decir el coño más bello, al menos de Monterrey, atrás del cabello y de las gafas había un rostro, sereno y lleno de paz. Me dio unas palmadas en la calva, me sonrió y se fue. ¡a la madre con la gorda, me voy con ella!
Ya nada me detiene y compro el privado. Voy con la chica delgada y le digo “te quiero a ti”. Mierda qué he dicho, pero ella no se espanta, es como si ya lo supiera y me arrastra del brazo hacia los cuartos. Aún no se ha vestido, me arroja a la silla solitaria que está en medio del minúsculo espacio para los privados. “Tú eres el manolarga”, me dice, “maldito desesperado”. Yo no le hago caso, ya fue mucho sentimentalismo, así que me la saco, venga chúpamela, le digo, ella, sin embargo, se voltea y replica, sólo son tres canciones. No da tiempo. Paga más. Ya no traigo dinero, le explico, he estado desempleado los últimos dos meses y no he escrito nada. ¿Así que eres escritor? Me pregunta. Y entonces resulta que ella se metamorfosea o no sé qué diablos sucede, pero aquel simple cuerpo perfecto, y que después fue cara serena, comienza a tomar forma hasta llegar a ser algo raro… creo que lo llaman mujer. Es hermosa.
Ella continuó hablando: yo también soy una artista, o pretendo serlo, estoy estudiando artes plásticas en un mugre colegio. Se volvió a sentar de cuclillas. ¿te gusta la pintura? Qué podría responderle, así que le dije la verdad: no, son pendejadas. Ella un poco desilusionada apretó los labios y me vio con cara que pide razones. Bueno, le dije, no son pendejadas, es que no las comprendo. La pintura es igual que la literatura, trató de defenderse, tú usas palabras que muevan sentimientos, yo hago lo mismo pero utilizo colores.
¿Qué haces aquí? Le pregunté. Guardó silencio por un momento y luego habló como sigue: hago esto para pagar el colegio, pero ya me está hartando… tengo que soportar a cabrones que se sacan la verga y quieren que se la mames por cincuenta. Me he fastidiado, tengo diez y nueve años y creo que ya lo he dado todo.
Comprendí lo que sucedía, ella y yo éramos tan semejantes. Y peor aún, me estaba enamorando de ella. Los dos, fugitivos e inadaptados, tratábamos de sobrevivir, necesitábamos de algo o alguien que nos devolviera la razón por la cual seguir luchando, ya habíamos perdido las esperanzas, o al menos yo así me sentía, pero en esa desazón por fin encontraba algo, algo bello, así; ella enfrente de mí, desnuda, y yo con la verga de fuera, teníamos nuestro primer contacto humano. Sabes, creo que te amo, le confesé. Ella se sonrió y me dijo, pendejo, se te acabó el tiempo. Y se fue. Me guardé mi cosa y también me marché. Un día de estos regresaré por aquí, pensaba mientras caminaba por las calles desiertas, ya tendré trabajo y por ende dinero, quizá compre hasta dos cubetas y sí, ahora ella me la va mamar… o tal vez no, saben, es la mejor puta con la que he estado. Repito, creo que la amo, y por ella podría hasta ser una buena persona y aceptar el mundo con todos sus defectos, y al decir mundo me refiero a ella; es decir la que me dice pendejo se te acabó el tiempo, ¿que se me acabó el tiempo? Eso me da una buena idea, una historia, no la de un ser tan patético que sólo es capaz de funcionar bajo su propio arte, sino la de un ser tan, tan patético que requiere de otro que avale su propio arte para poder funcionar en él. El protagonista será escritor y ese otro que avale su arte tendrá que ser mujer, supongo que una pintora, o tal vez una teibolera, no lo sé tendré que trabajar en ello. Bien, ya lo decía Bukowski, para escribir se necesita beber cerveza… me siento vivo. Llego a la estación donde espero el camión, el ruta dos nocturno, es ya de madrugada y el pinche camión se tarda mucho en pasar. Otro sujeto se aparece y se planta a mi lado, se ve algo nervioso. Buenas noches caballero, me saluda. Yo no le contesto. Se acerca, y de la nada me encaja tremenda navaja en el costado, le da vueltas dentro de mí como si fuera un destornillador, lo cual hace que me venga abajo, quedé de rodillas, él, que siguió mi viaje me dice al oído, ¿sientes tu muerte, la sientes, está muy cerca? Y… tú muerte, es mi vida. De golpe saca la navaja, ya con la vista nublada, sonrío, sí… siento mi muerte, cuando apenas me sentí vivo… cabrón, por qué lo haces, tenía la mejor historia. Pero él no sabía nada de eso, con un corte fugaz en la garganta terminó su trabajo. Revisa mis bolsillos pero no encontrará nada, ustedes ya saben, me lo he gastado con la mejor puta del mundo.
Bueno, las cosas al final no salieron bien, pero como les dije, al menos ya veo la luz, y esta es en serio.