Mientras los demás discutían
En qué posición estarían
¡Qué defensa o delantero,
Lo que sea menos portero!
El pequeño Samuel muy discreto
Ya se había vestido de negro
Los otros chicos corrían tras el balón
Todos por el intento de meter si quiera un gol,
Samuel en cambio corría tras ellos
Estos eran en verdad sus sueños:
¡Ha sido falta y no ha sido gol!
Gritaba Samuel, controlando la situación.
Un día agradecidos con él estaban
Pero al otro, a su madre le recordaban.
La sorpresa la dio al escribir su carta de navidad:
No quiero juguetes ni nada especial
Solo dos tarjetas para poder jugar
Una amarilla y la otra para a la gente expulsar.
Qué tonto, qué desatino
¿Por qué me vino este hijo
que no le gusta Ronaldinho?
En cambio en su cuarto
La imagen de un árbitro
Así adornaba su entorno
Con el autógrafo de Germán Arredondo
Se decía su padre muy triste
Ay, Samuel, por qué te confundiste
La grandeza está en el campo
Pero no se haya silbando.
De alguna forma te tendré que componer
Y lo inscribió en una liga de soccer
Como delantero el número nueve lucía
Metía muchos goles, pero sin alegría.
Llegó a la selección
Y a ser campeón
Hasta que un incidente cambió la situación
Perdió de buen futbolista su imagen
Cuando lo eligieron para hacerse un examen
Sabía muy bien de matemáticas y geografía
Pero el examen era sobre si alguna droga consumía
En los periódicos se dio esta noticia:
Para superarse como deportista
Samuel juega dopado
Pero él contestó que no,
Pues el ser deportista nunca le ha interesado.
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