enero 08, 2010

"Yo quiero ser famoso"






"yo estoy muy bien, ¿y tú cómo estás?
En todo momento pienso en ti.
Me preguntaste qué quiero ser... y la respuesta vas a tener"


Desde tiempos inmemorables el hombre, en su afán de comprenderse y hacerlo como algo estable y que le brinde cierto prestigio, se ha definido a razón de su labor, de aquello que hace, es decir de su profesión. Esto me parece que mutila en cierto sentido la quididad de hombre, sin embargo alejándonos de la metafísica, y tomamos dicho aspecto, es decir tal acción, como aquello que se ama, y que precisamente lo dignifica, se podría, entonces, englobar al hombre en su trabajo. Pero me cuestiono qué es lo que el hombre quiere, es decir, todo el rodeo inicial podría sintetizarse en lo mencionado por Aristóteles acerca de algunos accidentes del ser… por ejemplo el hombre que es músico, pero se dice solamente “músico”, no porque éste sujeto sea musical; sino que conoce el arte de producir o crear música, esta creación o accidente que lo hace ser, o mejor dicho conocerlo como, es propiamente una manifestación del ser, primero se es y luego se actúa, además que dicho acto nace de su voluntad, así pues, un veterinario cuenta con una empatía con los animales, reconoce la necesidad de velar por la salud de ellos y, lo más importante, esta actividad por el simple hecho de realizarla le satisface. En conclusión, la profesión es expresada de la conciencia de sí mismo, de tal forma puede ser una extensión del ser y tomarse en lugar del ser. ¿Pero qué sucede si no se tiene esta autoconciencia?; en primer lugar se hablaría de un desplazamiento de la conciencia, o mejor dicho una negación de ella, al sujeto que describimos más atrás (que cuenta con una empatía con los animales, reconoce la necesidad de velar por la salud de ellos y, lo más importante, esta actividad por el simple hecho de realizarla le satisface) dejaría a un lado todo esto y se encaminaría por otra carrera, por lo general esta elección es atendiendo otras necesidades, como el factor económico o social, esto concluye con una insatisfacción en el desempeño laboral. Peor aún cuando tal acción es la base para concientizarse de sí mismo [yo no hago música, la música me hace], el presente discurso se dirige, entonces, a la falta de auto-reconocimiento, la necesidad de comprendernos, aun presente en el hombre, le lleva a tomar elementos ya no en él que lo reconozca, saberse cómo algo… aquí la pregunta que más me mueve es si podría haber una ausencia tal de conciencia, que se pierda el amor a la creación de algo, es decir no importa lo que se haga, siempre y cuando se tenga el reconocimiento del otro el cual me defina: no quiero hacer música, no quiero sanar animales; no quiero ser músico ni veterinario... quiero ser reconocido, yo quiero ser famoso ¿qué tengo que hacer para serlo?


2 comentarios:

  1. Considero que la pregunta para re-conocernos es siempre hacia el otro, ¿qué soy para ti? Uno no puede ser veterinario o músico hasta que alguien más otorga tal lugar, hablamos aquí no de seres autónomos e independientes, sino de estructuras sociales e intersubjetivas.

    Por lo que creo que en el ser veterinario o músico (asi sea el veterinario del barrio o el músico de la cantina) ya está presente el otro que nos asigna ese lugar.

    Saludos!

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  2. entiendo eso de la eterna relación entre los seres. pero a mi parecer,o lo que planteo es la autonomía, que ya sea mucha o poca, dentro de la red social para elegir lo que se quiere ser. por ejemplo yo estudio fil. porque nace de mí el deseo de saber, y hacer filosofía... claro, el reconocimiento o titulo de "filósofo" me es dado por el otro. sin embargo cuando la elección sólo busca el reconocimiento del otro, se niega ese pequeño espacio que tenemos para elegir. el colmo es cuando ya ni siquiera se elige el quiero ser esto o lo otro, sino sólo el reconocimiento; no quiero ser para "hacer": concluyo con hacer lo que sea, como en esos shows que te ponen hacer ridiculeces para lanzarte a la fama, o esos cantantes que para hacerse notar en vez de cantar son inmersos en un espectáculo que los haga lucir.

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