Tu voz me llama a la vida, sólo para arrebatármela
Podría enamorarme de usted, señorita, hacerlo sin el mínimo esfuerzo, dejar en claro que su existencia trae a la mía un enorme beneficio casi inexplicable y tremendamente necesario, tan esencial que en noches austeras de ausencia suya, viene en su lugar la desesperación con la locura, se introducen a mi alma y juegan a que soy su marioneta, entonces yo, con la inocencia de un niño desprotegido, ruego a los cielos que ablanden mi tormento, que el destino apacigüe su mano rígida o de plano desaparezca de mi presencia, y que de pronto venga un signo, testimonio ferviente que en algún lugar del universo usted se acuerda de su amado, y aún más que la memoria, que su propio corazón late queriendo que su sonido navegue hasta llegar a estos oídos que se mueren por su silencio; pero hable, hable un poco, diga algo, que su voz es canto - encanto de tanto tonto – encanto de tanto tonto es su canto – y yo lo espero como tonto.
Ah, y lo vuelvo a decir:
Podría enamorarme de usted señorita y fingir que este amor es cierto, que dicha certeza es lo único que poseo, y ella me basta para vencer el nihilismo, y ella me sobra para llegar a mi idealismo; ¡ay, certeza a la que me aferro! Me sostiene en sus brazos como un niño de pecho, y entonces yo le tengo una deuda, y la única manera de agradecerle es componiendo unos versos.
Versos a sus ojos que son ventanas a otras galaxias
Versos a sus labios que encierran una dulce esperanza
Versos a su ser, del cual no hay palabras para describir
Versos al amor que sin razón siento por ti.
Oda, por último, a que se apiade de mí, y que en su bondadosa existencia me ha volteado a ver y cumple el fabuloso acto de ser lo que simplemente es, entonces las palabras se descubren, las ventanas son abiertas, sus labios se despegan y por fin su canto de sirena habla y se deja oír:
“por favor, no te enamores de mí”
OO
Por el sendero de la incoherencia
Lo confuso sólo me confunde, y me motiva a no hacerle caso
Podría, bien podría enamorarme de ti, pero has hablado, y no podría ignorarte, tus palabras me han matado… pero no a mi corazón amante. Te amo, pues, en muerte. Y aunque un amor de muerto no es correcto, a quién ha de importarle eso, caminamos por el sendero de la incoherencia, donde los podría son puedo y los muertos son los amantes perfectos.
OOO
Final alternativo, entre paréntesis
Yo lo tengo claro, usted es la que me preocupa
¿Enamorarme de usted? Digo, claro que sería sencillo, y podría hacerlo sin el mínimo esfuerzo, pero mi corazón es llamado por estrellas fulgurantes, estas lo han cegado y desde entonces todos los días entona melodías a su nombre, para no olvidarlas, ¡oh corazón ciego que amas al recuerdo! Te aferras a un pasado que quizá nunca fue cierto, y tu memoria tu mejor arma, es el peso que condena mi progreso, podría enamorarme de usted, señorita, hacerlo sin el mínimo esfuerzo, pero para ello hace falta un corazón no terco, y lamentablemente yo no lo tengo.
Isaac!
ResponderEliminarEstas son las respuestas al poema de Lorena, supongo.
Muy buenas respuestas, en especial la primera es tan... tan... no sé... bella.
Casi me hace llorar... sólo porque estoy en el trabajo y no me gustaría que me vieran... Pero, es que es tan... honesta.
Ohhhh!!! Excelente Isaac... ¡excelente!