Ya no tengo nada que decir y nada que exponer. Las palabras parecen raíces secas, que si bien salen de mi boca no contienen fertilidad y entusiasmo… Yo mismo me he vuelto una rama, Yo mismo he dejado de regarme, y por si fuera poco, la locura no ha dejado de visitar.
El día que ella se marche no quedará nada, estará la casa vacía - Con las alcobas frescas, pendientes de ausencia, oliendo la ausencia, derrochando la ausencia -
Ya no tengo nada que decir y nada que expresar, los sentimientos se volvieron hoyos negros en un universo desolado (Me gustaría tanto escribir un poema a diario, o sólo una frase que me diga que siento).
El mundo, mi mundo y los mundos se han quedado a oscuras; ya los árboles no me mueven, la lluvia no me canta, la tierra colérica, se ha coloreado de un penetrante azul profundo que me niega la existencia.
¡Ay de mí, que por fin caigo en la cuenta!
¡Ay de mí que la ventana está tan cerca y vos estás tan lejos!
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