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Él siempre hablaba de ella. Ella eso, ella lo otro. Ella allá arriba, abajo y en todos lados. Ella en la presencia y ella en la soledad. Ella en la mirada, ella en la oscuridad. Ella sin sentido. Ella con toda racionalidad. Ella, ella. Ella sola, sólo ella y ella con todo lo demás. Algo así eran sus pláticas.
Entonces uno le preguntó, ¿pero quién es ella de quien tanto hablas? Esto fue lo que él respondió:
Haciendo un análisis, las primeras dos letras indicarían que no es una persona masculina, como muchos ignorantemente creen, nótese que no tiene tilde, designa pues un objeto o más bien la señalización de algo (y sí, se deduce que dicho objeto será masculino). Qué es pues lo que señala este artículo... obviamente a las otras dos letras siguientes. De la última parte de nuestro estudio, podemos mencionar dos teorías, ambas tan ciertas como fantásticas. Bien,
También
Ella es por lo tanto, la música inexorable del alma que quiere, y lo hace, salir al exterior para danzar el mismo estribillo que ella misma es.
Como podemos ver ambas definiciones, en realidad, tienen mucho en común. Posiblemente las pudiéramos sintetizar en lo siguiente:, Ella es el pase especial para sumergirnos en nuestro propio ser y descubrirnos, saber cuál es el sentido de la existencia, la razón del vivir, al mismo tiempo que nos muestra y transporta a lo celestial, ella funge como una puerta o puente que conduce a lo divino.
Hace falta, sin embargo, la inclusión de un elemento. Hasta ahora se ha analizado "el"
Así pues se define ella. Ella no sólo es camino a lo divino, sino que al mismo tiempo es lo divino.
No contento con la respuesta, volvió a insistirle ¿pero por qué hablas tanto de ella?
Oh, pues porque la quiero. Dicho esto se fue, posiblemente en busca de ella. El preguntón se quedó ahí, posiblemente con sus preguntas.
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